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Educación que cuida: espacio seguro para estudiantes y docentes en Santa Ana

8 febrero, 202510 min read

Meses de confinamiento y la implementación repentina de clases virtuales tuvieron repercusiones en la salud mental de una generación estudiantil debido a la pandemia del COVID-19. En el 2021, el regreso a clases no pintaba un paisaje alentador. Los casos de disciplina que llegaban a la subdirección del Centro Escolar INSA aumentaban, mientras que los docentes no sabían responder a las situaciones de crisis emocionales que se presentaban en sus estudiantes. La respuesta se hizo clara: en este centro escolar, la atención en salud mental dejó de ser un lujo y se convirtió en una necesidad.


Según datos de la Encuesta Nacional de Salud Mental del 2022, la prevalencia de cualquier tipo de trastornos de ansiedad en adolescentes de 13 a 17 años fue del 54.8 % y 4 de cada 10 adolescentes tienen síntomas de trastorno de depresión mayor. Desde el 2023 que estos datos se hicieron públicos, gremiales denunciaron que los centros escolares públicos carecían de personal capacitado para atender a las y los estudiantes, según una nota publicada por La Prensa Gráfica.

En este contexto, docentes y estudiantes del Centro Escolar INSA, en Santa Ana, le hicieron frente a las crisis emocionales y de conducta con capacitaciones y talleres brindados por expertas en salud mental. Estas actividades formaron parte del proyecto de espacios seguros casa Shaira Ali que, entre el 2023 y 2024, beneficiaron a 284 estudiantes y 25 docentes de este centro educativo, brindándoles estrategias y recursos para enfrentar situaciones difíciles dentro y fuera del salón de clases.

Para las y los estudiantes, la formación en temas de salud mental marcó un antes y un después en sus vidas. “Cuando uno ya toca fondo ya no se puede ir más para abajo, tiene que subir, ¿verdad? Entonces el poder recibir estas clases me ayudaron a volver a subir bien”, afirmó Bryan, estudiante de 15 años, de primer año de bachillerato general. Bryan marca entre sus logros al tener un mejor control de sus emociones, ser una persona más social y la toma de decisiones por cuenta propia.

Datos como estos refuerzan la disminución de casos de disciplina reportados por el subdirector del centro escolar, Victor Peñate. “Yo recibo todos los casos de disciplina, Esto se vio disminuido después de que los jóvenes fueron atendidos con este programa”, confirma.

Las capacitaciones de las expertas en salud mental para las y los estudiantes abarcaron temas como prevención de violencia, resolución de conflictos, autoestima, plan de vida, entre otros. De esta manera abrieron una puerta donde las relaciones, dentro y fuera del centro educativo, ahora se basan en el respeto.

“Antes de entrar a este taller. Yo no sabía que los apodos podían llegar a afectar tanto a alguien. Pude dejar de expresarme de forma algo groseras en el ámbito familiar”, asegura Marcela, de 16 años, estudiante de primer año de bachillerato en comercio.

En los centros escolares públicos, la sobrepoblación estudiantil es algo habitual. La cantidad de estudiantes por salón sobrepasa el número ideal de alumnos por docente asignado. Esto dificulta identificar e intervenir de manera efectiva en los conflictos que se desarrollan. Sin embargo, con las herramientas de salud mental brindadas, las y los estudiantes han podido intervenir en situaciones de emergencia y tener buenos resultados. “Había como una rivalidad entre dos compañeros y se empezaron a lastimar. Lo que hicimos fue llamarles la atención, que bajaran, que se calmaran, que respiraran porque los problemas no se solucionan así”, recuerda Bryan.

El subdirector del centro escolar, Victor Peñate, asegura que los cambios generados a través de la capacitación en salud mental a estudiantes y docentes generó el ambiente adecuado para la disminución de la deserción escolar. “Es el momento de que ellos estudien y que ellos se sientan seguros en la institución y que van a recibir no solo las ayuda intelectual o académica sino que también lo emocional”, agregó.

Para diciembre del año pasado, SIMEDUCO anunció que la deserción escolar superó los 20 mil estudiantes y esperaban que la cifra aumentara para 2025. Y según las últimas cifras publicadas por el MINED, en el 2021, la migración y la violencia ocasionaron más de 5,700 casos de deserción.

Sin embargo, durante el 2024, el centro escolar INSA tuvo un panorama diferente. “A medida que el tiempo iba pasando, ya era más la tranquilidad de los jóvenes, ya la deserción pudimos ver que se disminuyó”, aseguró el subdirector, Victor Peñate. Según los docentes, los resultados han dado beneficios tanto a las y los estudiantes, como al centro escolar. “El Ministerio de Educación tendría que implementar esta estrategia. Para nosotros ha sido un beneficio porque tenemos más ventajas que otros centros escolares”, resaltó Ronald Cortés, uno de los docentes capacitado por las psicólogas del proyecto.

En el país, es deber del estado proteger el derecho a la salud mental y priorizar su abordaje en las instituciones públicas que brinden atención educativa, según el artículo 32 de la Ley Crecer con Cariño. “Es urgente que se priorice la salud mental en las escuelas. Pueden presentarse riesgos psicosociales a los que conviene mejor anticiparse. Hay una gran oportunidad para trabajar con las familias y la comunidad educativa para promover ambientes que beneficien el desarrollo integral en estas etapas”, comentó una psicóloga educativa, quien prefirió hablar desde el anonimato.

En el Centro Escolar INSA, la situación es otra. El proyecto que se desarrolló en dos componentes, también abarcó la capacitación docente en temas de autocuido, prevención de violencia, gestión de emociones y primeros auxilios psicológicos para cubrir las necesidades del centro educativo de manera integral. “Hay un antes y un después cuando a nosotros nos enseñan sobre habilidades emocionales”, comentó Ronald Cortéz, docente beneficiado.

Las expertas en salud mental desarrollaron los temas a tratar con el personal docente por medio de pruebas diagnósticas para atender las necesidades reales que se vivían dentro de los salones de clases. “El tener referentes adecuados que los puedan orientar por la etapa del desarrollo en el que están siempre es beneficioso”, expone Alejandra Salguero, psicóloga de Fundasil y técnica del proyecto.

La prueba piloto del proyecto finalizó en octubre del año pasado; sin embargo, los conocimientos adquiridos se replican a la actualidad gracias al enfoque tecnológico brindado, junto a una capacitación de toma de fotografías y captación y edición de video para difundir contenido en redes sociales.”Se puede ir difundiendo y ayudar a muchas personas”, afirmó Gustavo.

Espacios seguros casa Shaira Ali es financiado por OXFAM y ejecutado por Fundasil. Para las personas beneficiadas, este proyecto marcó un antes y un después en sus vidas. “Sería fantástico que se llevará a más centros escolares y sobre todo, que no nos abandonen a nosotros también”, señaló Ronald Cortéz, docente.

Wendy Urbina

Wendy Urbina

Fotoperiodista de Proyecto Lava. Ha trabajado en La Prensa Gráfica y Diario CoLatino. Ha participado en diversos proyectos de periodismo colaborativo con Connectas, El Faro, La Prensa Gráfica y Focos. Actualmente es becaria del primer fondo de periodismo de soluciones en Latinoamérica organizado por Colectivo 506 de Costa Rica.

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