Un grupo de 10 mujeres han trabajado en conjunto para elaborar un recetario ancestral en el caserío los García Carías, de Nahuizalco. Este proyecto ha salido a flote uniendo los conocimientos adquiridos de sus abuelas, de generación en generación, para rescatar saberes y sabores tradicionales que les ayudan a hacer frente al alto costo de la canasta básica.
El recetario cuenta con 31 platillos que pueden elaborarse con ingredientes locales, dándole nutrientes a las familias que los consumen y rescatando, de paso, su identidad como comunidad. Entre los platillos a elaborar se encuentran recetas como el atol de mango, atol de maicillo, fresco de maicillo, gallina en alguashte, titucos de chipilín, ticucos de frijol, pupusas de hongo, entre otros.
En la zona, los ingresos rondan de entre $7 a $10 al día para aquellos que tienen la suerte de contar con un empleo. Según datos del Banco Central de Reserva, en el mes de agosto, la canasta básica rural tuvo un costo de $177.31. Este es el cálculo para una familia con un promedio de cuatro integrantes por hogar.
La creación del recetario es solo una de las medidas que estas mujeres han implementado para mejorar las condiciones de vida de la zona, donde también elaboran huertos caseros y ventas colectivas de alimentos típicos para generar ingresos entre todas.
Se reunieron en el mes de agosto en la casa de Rosa Arévalo con el objetivo de unir las recetas que cada una había heredado de sus familias y cocinarlas. Juntas probaron los platillos ancestrales y decidieron unir 31 de ellos en un recetario.
Uno de los objetivos de la elaboración del recetario fue disminuir los costos de la alimentación de sus familias sin comprometer los nutrientes que estas reciben. Para esto, unieron sus esfuerzos con las siembras agroecológicas para asegurar alimentos sanos y ver un alivio en el bolsillo.
Entre sus siembras se encuentran las de maíz, frijol, ayote, chipilín, entre otras. Pese a que no todas tienen parcelas para sembrar, han encontrado una solución reciclando huacales para hacer pequeñas siembras.
Cosechan sin químicos, sin insecticidas y sin pesticidas para obtener un producto de mejor calidad y saludable.
Mónica Esquivel, ingeniera agroecológica y técnica de FECORACEN (al centro) capacita a las mujeres de la zona para que tengan cosechas en sus hogares y poder elaborar sus alimentos a bajo costo.
Los procesos de cosecha y la elaboración de las recetas da como resultado alimentos seguros para las familias y la obtención de ingresos extra en cada hogar a través de las ventas colectivas e individuales de alimentos típicos.
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