Textos y fotografías: Wendy Urbina

La educación alternativa, que no prioriza el castigo, da frutos.

Así lo aseguran madres de familia cuyos hijos han estudiado con métodos basados en la ternura y en práctica de actividades como teatro, cocina y jardinería. “(Mi hija) era una niña bastante tímida. Ahí aprendió a desenvolverse, a ser más independiente y más jovial con todas las personas”, sostiene Rubia Flores, madre de una menor que estudió en el proyecto Los Colibríes.

Los Colibríes en  San Ramón (Mejicanos) estuvo abierto desde el 2017 hasta el 2023. Brindó una educación alternativa a más de 100 niñas y niños, basándose en componentes de la pedagogía Waldorf y disciplina positiva. Los padres brindaban una cuota simbólica según sus posibilidades, pero este 2024, el proyecto se pausó por falta de fondos.

Pero hay escuelas privadas donde esta pedagogía se pone en práctica. Una de ellas se llama Casa Nuyulu. Uno de los docentes, Francisco Trujillo, supervisa el trabajo de carpintería de los estudiantes de primero a cuarto grado. Les enseña a crear sus propios utensilios como platos y cubiertos. “Lo que creamos va siendo algo súper especial para ellos”, dice el profesor. 

Niñas y niños participan en la clase de teatro. Siebe Bloembergen, profesor, cuenta el caso de un estudiante con problemas de conducta que fue expulsado de dos escuelas y cambió con una metodología enfocada en el juego. “Vimos que es un niño que tiene una fuerza de fuego enorme, pero es un niño (al que le gusta) actuar. Con las clases prácticas de teatro, el tomó las cosas seriamente. Se normalizó en dos o tres meses por completo. Ahora espero que mantenga su equilibrio”, comenta. 

Las niñas y niños cantan junto a su maestra. En este espacio la educación se maneja con ternura, juegos y canciones para desarrollar diferentes actividades. Sin embargo, al ser una escuela privada, poder acceder a este tipo de educación está limitado para familias con cierta solvencia económica.

Otra de las clases de Nuyulu es música y aprenden a tocar la flauta. En cambio, en el sistema de educación pública escasean las escuelas donde se cuenta con material y profesores de arte para explorar la creatividad de los menores.

Una de las estudiantes desarrolla el juego del caracol, una actividad que se lleva a cabo con una canción. “En la primera infancia el ritmo es muy importante porque se asemeja al ritmo interno del cuerpo, la respiración, los latidos del corazón, entonces eso se refleja en las actividades que hacemos”, explica Elena Elías, asistente.

Una de las características de la pedagogía Waldorf es desarrollar actividades cotidianas para aprender habilidades de la vida diaria. Aquí aprenden a elaborar pan o galletas para luego compartirlas.

Al final del día, las niñas y niños están listos para volver a casa después de un día completo de juegos, creatividad y actividades manuales.

¿Y vos, apostarías por una educación distinta a la tradicional?